Todas
las grandes civilizaciones del pasado, en un momento determinado de su
evolución , llegaron a la compilación de sistemas adivinatorios basados
en el empleo de tablillas simbólicas. Es el caso del domino del
mahajong, de las cartas indias, chinas y árabes, antepasadas de nuestros
naipes y en particular del arcaico y concentrado sistema simbólico
conocido en la actualidad como juego de tarot.
Los signos grabados en las tablas de madera, marfil o metal, llevan impregnadas la historia del hombre, ésta varia de una a otra según cada civilización o país, que ya desde antaño se tenia curiosidad por saber el futuro.
La
baraja está compuesta por 78 cartas, con enriquecedoras y simbólicas
imágenes componiendo un poderoso sistema de adivinación, clarividencia y
precognición.
En el fondo todos podemos adentrarnos en el arte de la cartomancia, que es en realidad la capacidad de descifrar los símbolos de los arquetipos que aparecen en las cartas, capacidad de sentir que nos transmiten esas imágenes, emociones, sensaciones, visiones, capacidad de estar en contacto con lo paranormal.
En el fondo todos podemos adentrarnos en el arte de la cartomancia, que es en realidad la capacidad de descifrar los símbolos de los arquetipos que aparecen en las cartas, capacidad de sentir que nos transmiten esas imágenes, emociones, sensaciones, visiones, capacidad de estar en contacto con lo paranormal.
En
el Tarot todo está escrito, es la historia evolutiva del hombre, desde
su nacimiento hasta la muerte, entrelazandose en su camino con otras
personas y vivencias, amor, triunfos... hasta llegar al arcano del tarot
del juicio donde se nos hace balance de lo vivido. Y como una espiral
evolutiva regresamos a la carta del Loco, el punto de partida, como la
rueda del renacimiento, una encarnación nueva en este mundo para
aprender una nueva lección, en la que deberemos enfrentarnos a un nuevo
destino.
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